Análisis de la serie ´´Injerencia´´: Poder, manipulación,

 

Introducción

La serie "Injerencia" presenta una narrativa de thriller político que, más allá de su valor como entretenimiento, constituye un material valioso para el análisis psicosocial. Como señala Martín-Baró (1983), los productos culturales no son meros reflejos de la realidad, sino constructores activos de significados que configuran nuestra comprensión del mundo social. Este ensayo analiza la representación de las dinámicas de poder,  manipulación mediática y las desigualdades sociales,  observando cómo la serie funciona como crítica de diversos aspectos de nuestra sociedad actual.

La relevancia de este análisis se encuentra en el uso de la ficción para visibilizar mecanismos sociales que, por su cotidianidad, suelen pasar desapercibidos en la vida cotidiana. Como afirma Montero (2009), "las narrativas audiovisuales contemporáneas constituyen espacios privilegiados para la representación de conflictos sociales y la elaboración de imaginarios colectivos" (p. 45). En este sentido, "Injerencia" no solo entretiene, sino que ofrece un espejo donde podemos examinar críticamente las estructuras que configuran nuestras sociedades, particularmente en el contexto de las relaciones entre España y América Latina.

Este trabajo adopta una perspectiva psicosocial crítica que, según define Ibáñez (1994), "busca desentrañar las relaciones entre los procesos psicológicos individuales y las estructuras sociales que los condicionan y que son, a su vez, reproducidas por ellos" (p. 32). Desde esta mirada, analizaremos cómo "Injerencia" representa las dinámicas de poder, los procesos de influencia social, la construcción mediática de la realidad y las desigualdades estructurales entre países.

Estructuras de poder y conformidad social

Se retrata con precisión lo que Foucault (1975/2002) denominó "microfísica del poder": mecanismos sutiles y cotidianos a través de los cuales el poder se ejerce y se mantiene. En la serie, observamos cómo las decisiones políticas se toman en espacios restringidos, lejos del escrutinio público, revelando la distancia entre el discurso democrático formal y las prácticas reales de gobernanza.

Un aspecto particularmente relevante es cómo la serie ilustra los fenómenos de conformidad grupal estudiados por Asch (1956). En varias escenas, personajes que inicialmente cuestionan decisiones éticamente dudosas terminan cediendo a la presión del grupo, especialmente cuando figuras de autoridad revalidan dichas decisiones. Como explica Ovejero (2007): "La conformidad no requiere coerción explícita, sino simplemente la percepción de que apartarse de la norma grupal tendrá consecuencias negativas para el individuo" (p. 178).

La representación de estas dinámicas nos permite comprender cómo se mantienen estructuras de poder aparentemente irracionales o injustas. En el cuarto episodio, un analista de inteligencia descubre información que contradice la narrativa oficial sobre un atentado, pero sus superiores le convencen de que "hay verdades que el público no está preparado para conocer". Esta situación ilustra perfectamente lo que Festinger (1957) denominó disonancia cognitiva: el malestar psicológico que surge cuando nuestras acciones contradicen nuestros valores, y cómo tendemos a resolverlo mediante la racionalización.

La serie muestra cómo las estructuras jerárquicas facilitan la difusión de responsabilidad, otro concepto central en la psicología social. Como señalan Bandura et al. (1996), en contextos organizacionales complejos, "la responsabilidad moral se diluye cuando las acciones cuestionables se realizan colectivamente o siguiendo directrices institucionales" (p. 365). A lo largo de la serie vemos constantemente cómo operaciones de dudosa legalidad o legitimidad son justificadas por ser "órdenes de arriba" o estar respaldadas por "razones de Estado".

Desigualdad y relaciones de poder entre países

La serie no evita abordar las asimetrías de poder entre naciones, mostrando cómo los países con mayor influencia económica y militar utilizan diversos mecanismos para mantener su hegemonía. Esta dinámica refleja lo que Wallerstein (2005) describió como "sistema-mundo", donde las naciones ocupan posiciones de centro, periferia o semiperiferia en función de su poder económico y político.

"Injerencia" muestra de manera efectiva cómo estas desigualdades estructurales se materializan en situaciones concretas. Por ejemplo, en el tercer episodio, cuando vemos cómo una operación de inteligencia española en un país latinoamericano se justifica en nombre de "intereses estratégicos", sin considerar las consecuencias para la población local. Esta representación coincide con lo que Martín-Baró (1986) denominó "colonialismo mental", donde las naciones dominantes no solo ejercen control económico o político, sino que también imponen marcos interpretativos que naturalizan la desigualdad.

Particularmente reveladora resulta la forma en que la serie retrata las relaciones diplomáticas como fachadas que encubren dinámicas de dominación. Como señala Quijano (2000) en su análisis de la colonialidad del poder, "las relaciones formalmente igualitarias entre estados ocultan patrones históricos de dominación que se perpetúan a través de mecanismos económicos, culturales y políticos" (p. 342). Las negociaciones entre representantes españoles y latinoamericanos nunca ocurren en condiciones de igualdad real, aunque el discurso diplomático pretenda mantener esa apariencia.

La serie también ilustra cómo las élites locales de naciones periféricas a menudo funcionan como mediadores que promueven la explotación de sus recursos nacionales. Este fenómeno, conocido como "colonialismo interno" por González Casanova (2006), se manifiesta de manera evidente en episodios en los que políticos y empresarios de Latinoamérica cooperan de manera activa con intereses foráneos, obteniendo a cambio ventajas individuales que no afectan el bienestar de sus habitantes.

El caso de Ecuador: Entre la soberanía y la dependencia

La situación de Ecuador como país latinoamericano ofrece un paralelo particularmente interesante con las dinámicas representadas en "Injerencia". Aunque la serie no menciona explícitamente a Ecuador, las relaciones de poder que muestra encuentran claros reflejos en la realidad ecuatoriana contemporánea.

Ecuador, como muchos países latinoamericanos, ha experimentado históricamente lo que Acosta (2009) denomina "la maldición de la abundancia": una paradójica situación donde la riqueza en recursos naturales, lejos de garantizar desarrollo, ha reforzado patrones de dependencia económica y vulnerabilidad política. El petróleo ecuatoriano, similar a otros recursos estratégicos que aparecen en "Injerencia", ha sido objeto de disputas donde intereses extranjeros, en connivencia con élites locales, han prevalecido frecuentemente sobre el bienestar colectivo.

La historia reciente de Ecuador ilustra lo que en la serie se denomina "injerencia suave": intervenciones que, sin requerir acción militar directa, logran influir decisivamente en la política interna de países soberanos. Como señala Ramírez (2018), "la deuda externa ecuatoriana ha funcionado históricamente como un mecanismo de control político, limitando la autonomía del Estado para implementar políticas económicas independientes" (p. 156). En la serie, vemos operaciones similares donde la presión financiera se utiliza como herramienta de control geopolítico.

Desde la perspectiva de la psicología social, resulta particularmente interesante analizar cómo estas relaciones de dependencia generan lo que Montero (2004) denomina "naturalización de la desigualdad": procesos psicosociales donde condiciones históricamente construidas son percibidas como inevitables o naturales. En "Injerencia", vemos cómo personajes de países periféricos interiorizan narrativas que justifican su posición subordinada, fenómeno que encuentra paralelos en estudios sobre identidad social y colonialidad en Ecuador (Walsh, 2010).

La situación de Ecuador frente a crisis como la pandemia de COVID-19 o la violencia del narcotráfico evidencia otra dimensión representada en "Injerencia": la selectividad de la cooperación internacional. Como muestra la serie, la "ayuda" de países poderosos suele estar condicionada a intereses estratégicos que poco tienen que ver con la solidaridad. Según estudios de Espinosa et al. (2017) sobre percepciones sociales en Ecuador, "la desconfianza hacia la cooperación internacional responde a experiencias históricas donde la ayuda ha venido acompañada de condiciones lesivas para la soberanía nacional" (p. 78).

Manipulación mediática y construcción social de la realidad

Uno de los aspectos más interesantes de "Injerencia" desde la perspectiva psicosocial es su representación de los medios de comunicación como herramientas de construcción de la realidad social. La serie muestra cómo los servicios de inteligencia y el poder político utilizan estratégicamente filtraciones, desinformación y control editorial para moldear la opinión pública.

Esta dinámica ilustra perfectamente la teoría de la construcción social de la realidad de Berger y Luckmann (1966/2003), quienes sostienen que nuestra comprensión de lo "real" está mediada por procesos institucionales e interacciones sociales. Como señala Castells (2009): "El poder en la sociedad red se ejerce fundamentalmente a través de la construcción de significados en la mente humana mediante procesos de comunicación" (p. 24).

La serie muestra cómo operan mecanismos psicosociales como el efecto de primacía (Asch, 1946), donde la primera información recibida sobre un tema tiene mayor impacto en la formación de opiniones, independientemente de su veracidad. En el episodio 5, vemos cómo una narrativa falsa pero difundida rápidamente sobre un político resulta casi imposible de contrarrestar, incluso cuando posteriormente se presentan evidencias contrarias.

"Injerencia" retrata con particular agudeza el funcionamiento de lo que Noelle-Neumann (1974) denominó "espiral del silencio": el proceso mediante el cual las personas tienden a ocultar opiniones que perciben como minoritarias por miedo al aislamiento social. En varios episodios, personajes que conocen verdades incómodas optan por callar ante la percepción de que su posición contradice el consenso mayoritario o la narrativa oficial.

La serie ilustra también cómo la saturación informativa característica de nuestra era digital puede paradójicamente reducir la comprensión crítica de la realidad. Como explica Han (2014), "el exceso de información no produce más verdad o transparencia, sino ruido que dificulta la distinción entre lo significativo y lo irrelevante" (p. 83). En "Injerencia", vemos cómo los servicios de inteligencia utilizan estratégicamente esta sobrecarga informativa, filtrando datos secundarios para distraer la atención de informaciones verdaderamente comprometedoras.

Obediencia a la autoridad y dilemas morales

"Injerencia" plantea constantemente situaciones donde los personajes enfrentan conflictos entre sus valores personales y las exigencias de las organizaciones a las que pertenecen. Estas situaciones evocan los famosos experimentos de Milgram (1974/2005) sobre obediencia a la autoridad, donde personas ordinarias llegaban a realizar actos moralmente cuestionables bajo la dirección de figuras percibidas como legítimas.

Como explica Zimbardo (2007) en su análisis del "efecto Lucifer", "los sistemas, no las personalidades, son los verdaderos promotores de la maldad" (p. 445). La serie ilustra este principio mostrando cómo profesionales de inteligencia aparentemente íntegros van cruzando líneas éticas cuando el contexto institucional normaliza y justifica estas transgresiones. Según Blanco y Díaz (2007), "los contextos sociales no solo influyen en la conducta, sino que la determinan estructuralmente, creando condiciones donde ciertos comportamientos se vuelven casi inevitables" (p. 235).

Particularmente interesante resulta la forma en que "Injerencia" representa los mecanismos psicológicos de desconexión moral descritos por Bandura (2002). En diferentes episodios, vemos cómo los personajes justifican acciones éticamente cuestionables mediante:

  • Justificación moral: "Lo hacemos por la seguridad nacional"
  • Comparación ventajosa: "Otros países hacen cosas mucho peores"
  • Difusión de responsabilidad: "Solo sigo órdenes"
  • Deshumanización: "Estas personas son terroristas potenciales"
  • Atribución de culpa: "Ellos se lo buscaron al oponerse a nuestros intereses"

Estos mecanismos, estudiados empíricamente por la psicología social, explican cómo personas ordinarias pueden participar en sistemas de dominación o injusticia sin experimentar culpa incapacitante. La serie va más allá de representarlos, invitándonos a reflexionar sobre cómo operan en nuestras propias vidas y contextos sociales.

Polarización social y fragmentación comunitaria

En "Injerencia" se evidencia también la creciente polarización social y la erosión de los vínculos comunitarios característicos de las sociedades contemporáneas. Los personajes principales suelen encontrarse aislados, sin redes de apoyo genuinas más allá de alianzas tácticas y temporales.

Esta representación coincide con los análisis de Bauman (2000/2004) sobre la "modernidad líquida", caracterizada por relaciones sociales frágiles y vínculos provisionales. Como señala este autor, "la disolución de los lazos comunitarios tradicionales no ha sido reemplazada por nuevas formas de solidaridad estable, sino por conexiones temporales y utilitarias" (p. 189).

La serie muestra cómo esta atomización social resulta funcional para los sistemas de poder, que prefieren ciudadanos divididos y centrados en problemas individuales antes que en la acción colectiva. Este fenómeno ha sido estudiado por Putnam (2000) como el declive del "capital social", con consecuencias negativas para la cohesión comunitaria y la participación democrática.

Particularmente significativa es la forma en que "Injerencia" retrata las diferencias generacionales en la relación con lo político. Los personajes más jóvenes oscilan entre el cinismo despolitizado y un idealismo que choca con las estructuras establecidas. Este fenómeno refleja lo que Bauman (2007) describe como la ambivalencia de la juventud contemporánea: "atrapada entre la incredulidad hacia grandes narrativas políticas y la necesidad de encontrar sentido colectivo en un mundo fragmentado" (p. 142).

La polarización ideológica que se muestra en varios episodios de la serie coincide con investigaciones recientes sobre el impacto de las redes sociales en la formación de "cámaras de eco" y la radicalización de posturas políticas (Del Vicario et al., 2016). En "Injerencia", vemos cómo los servicios de inteligencia utilizan estratégicamente esta tendencia a la polarización, infiltrando grupos online para exacerbar divisiones sociales que facilitan la manipulación política.

Vigilancia digital y control social

En la era de la información, "Injerencia" aborda acertadamente cómo las tecnologías digitales se han convertido en poderosos instrumentos de vigilancia y control social. La serie muestra a analistas de inteligencia rastreando comunicaciones privadas, infiltrándose en redes sociales y utilizando algoritmos para predecir comportamientos sociales.

Este panorama refleja lo que Lyon (2007) ha denominado "sociedad de la vigilancia", donde el monitoreo constante se normaliza bajo pretextos de seguridad o conveniencia. Desde la perspectiva de la psicología social, la serie ilustra el efecto panóptico descrito por Foucault (1975/2002), donde la mera conciencia de ser potencialmente observado genera autorregulación y conformidad.

Como señala Han (2014): "El panóptico digital no es una sociedad disciplinaria biopolítica, sino una sociedad de la transparencia psicopolítica" (p. 87). En "Injerencia", los personajes modifican constantemente su comportamiento ante la conciencia de ser monitoreados, demostrando cómo la vigilancia digital opera no solo como control externo, sino también como mecanismo psicológico internalizado.

Particularmente inquietante resulta la representación que hace la serie de tecnologías de procesamiento masivo de datos o "big data". Como explica Zuboff (2019) en su análisis del "capitalismo de vigilancia", "la predicción y modificación del comportamiento humano se ha convertido en un nuevo tipo de mercancía extremadamente valiosa" (p. 67). En "Injerencia", vemos cómo agencias de inteligencia utilizan estas tecnologías no solo para monitorear conductas, sino para predecirlas y manipularlas, difuminando la línea entre seguridad y control social.

La serie muestra también las implicaciones geopolíticas de estas tecnologías de vigilancia, con países poderosos implementando sistemas sofisticados de monitoreo global mientras las naciones con menos recursos quedan expuestas a una asimetría informativa que refuerza relaciones de dependencia. Esta representación coincide con análisis de Ramonet (2016) sobre la "geopolítica de la vigilancia", donde las capacidades tecnológicas para el espionaje masivo constituyen una nueva forma de poder imperial.

Resistencia y agencia en contextos de dominación

A pesar del panorama sombrío que predomina en "Injerencia", la serie también muestra formas de resistencia y ejercicio de agencia individual y colectiva frente a estructuras de dominación. Estas representaciones coinciden con lo que Scott (1990) denominó "infrapolítica": formas cotidianas y a menudo invisibles de resistencia que no constituyen desafíos abiertos al poder establecido, pero que erosionan su legitimidad y efectividad.

En varios episodios, vemos personajes que desde dentro de las instituciones encuentran formas de sabotear operaciones éticamente cuestionables, filtrar información clasificada o proteger a potenciales víctimas. Estas acciones reflejan lo que Arendt (1963/2006) denominó "banalidad del bien": la capacidad de personas ordinarias para realizar actos extraordinarios de resistencia moral en contextos adversos.

La serie muestra también formas colectivas de resistencia: desde organizaciones de derechos humanos que documentan abusos de poder hasta comunidades locales que se organizan para defender territorios amenazados por intereses económicos transnacionales. Estas representaciones coinciden con análisis de Zibechi (2007) sobre los "movimientos sociales latinoamericanos como poderes contrahegemónicos" que desafían tanto la dominación externa como las élites nacionales que la facilitan.

Particularmente significativa resulta la forma en que "Injerencia" representa el papel del conocimiento como herramienta de resistencia. Personajes que descubren verdades incómodas enfrentan dilemas sobre cómo utilizar esa información para generar cambios sin exponerse a represalias. Esta dinámica refleja lo que Foucault (1976/1998) denominó "insurrección de los saberes sometidos": la capacidad del conocimiento crítico para desestabilizar narrativas dominantes y abrir posibilidades de transformación social.

Conclusión

El análisis de "Injerencia" desde la perspectiva de la psicología social revela cómo una serie de ficción puede funcionar como vehículo para la crítica y reflexión sobre dinámicas sociales contemporáneas. A través de sus personajes y situaciones, la serie ilustra conceptos fundamentales como la conformidad social, la obediencia a la autoridad, la construcción mediática de la realidad y los mecanismos psicosociales de la desigualdad.

La serie no se limita a representar estas dinámicas, sino que las problematiza, invitando al espectador a cuestionar estructuras de poder naturalizadas y a reflexionar sobre su propia participación en ellas. Como señala Martín-Baró (1983), el valor de la psicología social crítica no reside solo en comprender los fenómenos sociales, sino en contribuir a la transformación de realidades injustas.

Para el contexto ecuatoriano, el análisis de "Injerencia" resulta particularmente relevante. Las relaciones asimétricas entre países que la serie representa encuentran claros paralelos en la historia y presente del Ecuador, donde la soberanía nacional ha sido frecuentemente comprometida por intereses extranjeros en connivencia con élites locales. Comprender los mecanismos psicosociales que facilitan y normalizan estas dinámicas constituye un primer paso necesario para desarrollar formas efectivas de resistencia y transformación.

Como ilustra el caso de Ecuador en su relación con potencias extranjeras y organismos internacionales, las "injerencias" representadas en la serie no son meras ficciones, sino reflejos dramatizados de realidades geopolíticas contemporáneas. La psicología social nos ofrece herramientas conceptuales para comprender cómo estas dinámicas de poder operan no solo a nivel macro, sino también en los procesos de influencia social, construcción de identidades colectivas y formación de actitudes políticas.

"Injerencia" demuestra así el potencial de los productos culturales para estimular una conciencia crítica y, potencialmente, contribuir a lo que Freire (1970/2005) denominó "concientización": el proceso mediante el cual las personas desarrollan una comprensión de las condiciones sociales que limitan sus posibilidades y de su capacidad para transformarlas. En un mundo donde las formas de dominación se vuelven cada vez más sofisticadas y difíciles de percibir, series como "Injerencia" cumplen una función social vital: hacer visible lo invisible y cuestionable lo naturalizado.

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